A pesar de haber tenido mellizos hace poco menos de 6 meses, me sigue pasando. Cada vez que tengo una sesión de fotos de premamá, me da envidia. No lo puedo evitar. Es ver esas barrigas redondas y esas caras iluminadas de felicidad y me entran ganas de estar otra vez en esa preciosa etapa.
Es verdad que con el embarazo vienen un montón de dolores y molestias, pero eso es secundario. Lo que capto con mi cámara es lo que realmente se tiene que recordar. Esa plenitud, esa feliz espera, y esa la piel que brilla más que nunca; un regalo de vida que nutre tanto a la mamá como al bebé que lleva en su interior.
Pura belleza.